Cómo cambiar las creencias que nos detienen de vivir la vida que queremos

February 9, 2024

Hace una semana le hice a mi hija lo que odié que hicieron a mi hace 39 años.

Ella estaba muy emocionada por su primer día de "escuela de grandes" pero cuando la fui a dejar le dió mucho miedo y lloraba tanto que me tuve que ir mientras le bajaban lágrimas por el cachete.

En 1985 vivía en EEUU y mi mamá nos llevó a mi hermano gemelo y a mí al kinder por primera vez. Mi hermano entró feliz, hizo amigos en 30s sin hablar el idioma y se puso a jugar.

Yo no pasaba de la puerta. Tenía miedo. No conocía a nadie. No quería que mi mamá me dejara ahí.

Finalmente mi mamá me logró convencer de entrar a pintar en una pizarra y se sentó conmigo. Yo me puse a pintar feliz y cuando me volví a enseñarle, ¡se había ido!

Claro — me ataqué a llorar. Me había abandonado.

Pero mi mamá no nos abandonó. Nos llegó a recoger al rato. Y el día siguiente también. Eso comenzó una gran carrera escolástica 😂 en la que yo sabía que si iba a la escuela todo iba a estar bien.

Esta semana, casi 39 años después, viví lo mismo con mi hija. Ella no sabía en ese momento que todo iba a estar bien y yo iba a llegar a recogerla. Estaba triste y tenía miedo y aunque todo mi alma me decía que tratara de quedarme yo sabía que aunque me sintiera culpable dejándola, todo iba a estar bien.

¡Y estuvo épico! Se hizo amiga de todas las teachers y staff y ahora me pide que por favor salgamos temprano en la mañana para poder llegar a la escuela.

Mi hija y yo teníamos creencias inútiles de lo que iba a pasar: creíamos que nos iban a abandonar y que no íbamos a estar bien y eso nos hizo tener una mala experiencia.

Mi hermano tenía una creencia útil: el creía que era mil veces más chiva ir a jugar con niños que quedarse en la casa encerrado con la mamá y eso lo hizo tener una buena experiencia.

"No son las cosas que nos pasan que nos hacen sufrir, sino nuestra interpretación de esas cosas." — Epícteto

Más allá del mundo material, (casi) nada es objetivamente verdadero. Sí, es verdad que la Ley de Gravedad es real en la tierra y sí sé que es verdad que mi Yeti del que estoy tomando agua está hecho de metal y plástico; pero fuera de eso ¿cuánto de lo que creemos que es verdad realmente lo es?

Yo y mi hija teníamos la creencia de que ir al kinder daba miedo. Mi hermano no. Pero el kinder no es ni malo, ni bueno — es lo que nosotros creamos que es. Nuestras creencias crearon nuestra realidad.

Cuando nos dimos cuenta que todo iba a estar bien, cambiamos nuestra creencia de una que no nos servía a una que sí y nuestra realidad cambió.

Las creencias que tenemos definen cómo vemos la vida y cómo actuamos dentro de esa vida.

"We say “seeing is believing,” but actually, we are all much better at believing than at seeing. In fact, we are seeing what we believe nearly all the time and only occasionally seeing what we can’t believe." — Robert Anton Wilson

En "Titan", la biografía de John D. Rockefeller (1839-1937), magnate y filántropo y la persona más rica del tiempo moderno, se recalca una y otra vez el hecho de que sostenía que como Cristiano su deber religioso era generar la mayor cantidad de riqueza para poder regalarla a los necesitados.

Rockefeller creía fervientemente que Dios le había dado el don de hacer dinero, y que era su deber como Cristiano devoto desarrollar esa habilidad. Y la desarrolló. Creó sistemas de negocios que hoy son usuales pero en ese momento eran tan creativos e innovadores que fue líder en varias industrias.

Rockefeller hizo su primera gran fortuna en petróleo porque creía que Dios mismo le había dado el petróleo a la humanidad para sacarla del sufrimiento y que quería que fuera él quién aprovechara el petróleo para devolverle riqueza al mundo. Incluso creía que Dios mismo se iba a asegurar que el petróleo nunca se acabara.

Es irrelevante que algunas de las creencias de Rockefeller eran científicamente incorrectas (el petróleo sí se acaba), lo importante es que él las creía y esas creencias guiaron todos sus esfuerzos.

Sus creencias le generaron lo que se estima son $340 billones en valor actual y en sus esfuerzos de filantropía donó el equivalente a $10+ billones y siguen activos al día de hoy.

"Choose beliefs that are useful to you; it doesn’t matter if they’re true." — Derek Sivers

Nuestras creencias son profecías auto-cumplidas.

Una creencia útil nos lleva a tomar acciones que probablemente van a tener resultados positivas que refuerzas la creencia útil. Una creencia inútil nos lleva a tomar (o no tomar) acciones que van a tener resultados que refuerzan la creencia inútil.

El Síndrome de Impostor es una creencia inútil que nos jala a un ciclo negativo en el que reforzamos la creencia de impostores.

Rockefeller tenía la creencia útil de que Dios le dio el don de hacer dinero lo que lo llevó a tomar más riesgos, pensar de manera más creativa y esforzarse más. Eso lo llevo a hacer más dinero que reforzó su creencia que le permitió tomar más acciones.

Mi primer día de kinder fue un ejemplo de mi timidez, pena y miedo que marcó mi infancia y adolescencia. No estaba en los grupos de amigos que quería porque me daba pena, no hablaba con mujeres porque me daba pena — ni siquiera llamaba a Pizza Hut porque me daba pena.

A mis 16 años me di cuenta que lo que sea que estaba pasando no me iba a salir bien en la vida. En ese momento no lo razoné así, pero hoy me doy cuenta que cambié una creencia que no era útil por una que sí: "hablar con otras personas no da miedo, es sólo un juego y si no sale bien no pasa nada".

Pasé de ser penoso a que mis ganas de hablar con otras personas y compartir ideas me llevó a crear una carrera para lo que no tenía un título, a ser vocero de una marca global como Telefónica y a ser profesor y charlista.

"A change in perspective is worth 80 IQ points." — Alan Kay

Si no estamos logrando lo que queremos en nuestra vida la creencia más útil es pensar que no es culpa nuestra, sino que estamos operando con creencias que no útiles.

Sin cambiar nada de nuestro talento, conocimiento o habilidades, el solo hecho de cambiar nuestras creencias nos puede llevar a conseguir lo que queríamos.

5+1 pasos para desarrollar creencias útiles

  1. Darse cuenta de las creencias inútiles. Si no sabemos que una creencia que tenemos no nos sirve, no la podemos cambiar. La mejor manera que he encontrado de hacer esto es terapia. La segunda journaling.
  2. Repetición. Escribir en un cuaderno la creencia que quieren cambiar 50 veces cada día. Suena loco pero prometo que ayuda.
  3. Rodearse de personas que tienen la misma creencia. Unirse a comunidades de corredores, emprendedores, de fe, etc. les va a ayudar a reforzar la creencia porque van a ver más ejemplos más a menudo de esa creencia manifestándose. (Revise sus amistades y familia, ¿le refuerzan creencias útiles o no?)
  4. Uno es más que cero. Este es mi principio de vida más importante. Si quiero creer que soy atleta solo tengo que hacer 1 lagartija, no tengo que entrenar 2 horas. Esto me permite reforzar mi creencia hasta los días que no tengo tiempo.
  5. Documentar la evidencia. Cada vez que tomamos acciones que nos indican que una creencia es útil, documentemos la evidencia. Una foto, una nota en el calendario, una entrada en el diario. el recuerdo de ese día del kinder es traumático, pero al realidad es que en una hora ya estaba feliz jugando. Mi memoria refuerza una creencia inútil, la evidencia una creencia útil.

Bonus: En este video de 90s explico el Método de las Canicas — el mejor método para reforzar creencias: ver aquí.

Hay muy pocas verdades universales en esta vida: lo que sube tiene que bajar y nos vamos a morir. Fuera de eso podemos escoger lo que queremos creer.

"At the end of the day, you have to feel some kind of way, so why not feel unbeatable untouchable." — Conor McGregor

Si un set de creencias, que no necesariamente son ciertas, definen nuestro mundo y ese mundo define las acciones que tomamos entonces podemos ayudarnos un poquito a nosotros mismo y escoger creencias útiles aunque no sean ciertas.

Hoy comencemos a desarrollar las creencias que nos van a permitir nuestra mejor vida.

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