El año que está por terminar es un cero.
No quiero decir que haya sido malo, ¡para nada! Lo que quiero decir es que cuando analicemos este año lo que nos conviene es comenzar con un valor de cero.
Darle un valor inicial de cero al año no es negativo — es darle un valor nulo. Partamos de cero, de neutro, y cuando analicemos, asignemos nosotros el valor.
Si terminamos o no los propósitos que nos pusimos a inicio de año, si pasaron cosas que cambiaron nuestra vida para bien o para mal, si sentimos que avanzamos o no, haya pasado lo que sea que haya pasado — la única manera de aprender de este año es partiendo de que los eventos fueron neutro y, en nuestro análisis, darles un valor.
"No son las cosas las que nos perturban, sino nuestra opinión sobre ellas." — Epícteto
Somos nosotros los que asigamos valor a las cosas, no sólo el valor malo sino el valor bueno. Es clave tener esto en mente cuando estemos cerrando el año y pensando en el que viene.
La mayoría de análisis de fin/inicio de año se basa únicamente en ver cuáles metas se cumplieron y cuáles no. Eso no sirve de mucho (nada). Sólo saber si algo se cumplió o no no me ayuda a cambiar nada para mañana porque la razón por la que se cumplió o no puede estar fuera de mi control o puede ser por un contexto que ya no existe.
New goals don't deliver new results. New lifestyles do. And a lifestyle is a process, not an outcome. For this reason, all of your energy should go into building better habits, not chasing better results. — James Clear
Si el propósito del análisis del 2024 es poder hacer cambios o definir una estrategia para crecer en el 2025 tenemos que analizar otras cosas.
The degree to which a person can grow is directly proportional to the amount of truth he can accept about himself without running away. — Leland Val Van De Wall
La verdad no está en los resultados que tuvimos durante el año — ya fueron positivos o negativos. La verdad está en las acciones que hicimos — o no hicimos — para obtener esos resultados.
Eso no significa que no debamos de analizar los resultados, pero siempre teniendo en cuenta lo que significan.
En orden de "impacto", estas son las cosas que podemos analizar para aprender de nosotros mismos y aplicar para el periodo siguiente:
Un evento es una cosa que pasa en nuestras vidas y está fuera de nuestro control; ese evento pasó con o sin nuestra intervención.
Un resultado resulta como consecuencia de nuestras acciones. No está 100% dentro de nuestro control, pero si podemos afectarlo a través de nuestras acciones.
Lo único que podemos controlar son nuestras acciones (y reacciones).
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¡Muchísimo cuidado con evaluar eventos como resultados! ¡Y mucho cuidado con evaluar los resultados y juzgarlos sin entender las acciones que los generaron!
Los eventos no se pueden cambiar y no podemos aprender de ellos (con una excepción — ya vamos a ver cuándo sí) porque no son el resultado de nuestras acciones, son resultados de las acciones de otras personas o del azar.
Por ejemplo, si este año me despidieron de un trabajo porque estaban haciendo recortes de personal y yo era la persona más nueva de la empresa — eso es un evento y no hay nada que yo pueda hacer para controlarlo. ¿Qué puedo aprender de ese evento? Nada que me sirva yendo hacia adelante.
Para nuestro propósito de aprender para poder crecer, no vale la pena asignarle valor — ni positivo ni negativo — a los eventos. No fueron el resultado de nuestras acciones, están 100% fuera de nuestro control entonces no podemos evitarlos o provocarlos en el futuro.
Ahora, los resultados sí tienen valor en nuestro análisis, pero igual tenemos que tener mucho cuidado. Lo que podemos aprender varía según el tipo de resultado que estemos analizando.
Resultado = acciones + factores fuera de nuestro control + suerte
Por ejemplo, si decidimos correr una carrera este año vamos a tener 2 resultados: (1) mi posición en la tabla en comparación a los demás participantes y (2) mi propio tiempo.
Si gané primer lugar, si quede de décimo o quedé de último es un resultado porque dependió de mis acciones, pero también dependió de muchísimas más cosas que no estaban en mi control. Yo puedo entrenar como loco todos los días, pero si un mejor atleta que yo, que tiene más experiencia o más talento, decide competir eso va a afectar mi resultado y no hay nada que yo pueda hacer al respecto.
También puede ser que gané primer lugar porque el corredor más rápido se tropezó y quedó fuera de la carrera — suerte.
Mi posición en la tabla es un resultado del que no puedo aprender tanto porque depende de muchos factores fuera de mi control.
En cambio, mi propio tiempo, sin importar el de los demás es un resultado del que puedo aprender muchísimo. Ese tiempo es un resultado directo de cuánto entrené, de cuánto cuidé mi alimentación, de cómo llevé la estrategia de la carrera, de cómo manejé mi mentalidad cuando se puso difícil, de cómo manejé la adversidad.
Mi tiempo, el resultado que es directamente relacionado a mis acciones, es algo que me va revelar cómo crecer y qué cambios tengo que hacer para el futuro.
Analizar nuestras acciones es la mejor forma de aprender. Son las únicas cosas sobre las que tenemos 100% de control, por lo tanto son las únicas cosas que realmente podemos afectar y cambiar para el futuro.
En le mundo de acciones incluyo acciones físicas (ie. salir a entrenar, comer de acuerdo al plan nutricional, etc.) y mentales (ie. la conversación que tenemos con nosotros mismos, cómo enfrentamos cosas difíciles, emociones, etc.).
Las acciones que tomé durante el año (hábitos/mindset) han formado mi identidad y han tenido un rol importante en los resultados que he obtenido durante el año. Esas acciones son data que puedo analizar porque son la causa de la vida que estoy viviendo hoy.
Si no estoy viviendo la vida que quiero vivir hoy, puedo analizar mis acciones y cambiarlas de acuerdo a lo que sí quiero.
Cambiar acciones es difícil, pero es mil veces más fácil cambiar una acción que un resultado y cambiar un evento es, por definición, imposible.
Memory is imagination in reverse. — Steven Evans
Nuestra memoria es nuestra interpretación de las cosas que ya pasaron. Si nuestro propósito para recordar (y analizar) el año que pasó es aprender y mejorar, entonces nuestra interpretación de las cosas que pasaron deberían de apoyar esa misión.
Asignemos valor a las cosas según lo que podemos afectar — nuestras acciones.
Actuar es difícil, ver la verdad (como dice De Wall), de nuestros resultados y de las cosas "malas" que nos pasaron también — por eso es importante también incluir interpretaciones positivas de las acciones y resultados que obtuvimos.
Siempre en mi análisis de fin de año incluyo la pregunta: ¿qué hice bien?
A un evento negativo o un mal resultado siempre se le puede rescatar alguna buena acción. Indentifiquémosla para poder potenciarla.
Si la meta es tener paz, felicidad y satisfacción tenemos que aprender la habilidad de analizar nuestra vida partiendo desde cero y asginarle valor y significado de tal manera que podamos dedicarle nuestra energía a hacer cambios que nos acerquen a la vida que queremos vivir.
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