Enero es la peor época para pensar en grande.
El mundo entero está con un rush de dopamina y motivación por el inicio de año y es contagioso.
El borrón y cuenta nueva de inicio de año nos da el espacio y la ilusión de que vamos a poder lograr todo lo que queramos.
Vemos miles de herramientas para planificar el año y ponerse metas (ajem, como la mía 😂) y un montón de conocidos y desconocidos compartiendo sus deseos para el año.
Y todo es grande.
Nadie comparte que va a caminar 5 minutos al día, pero sí comparten que van a escalar una montaña.
Nadie quiere sonar "mediocre" cuando el mundo entero está sonando "increíble".
Nos contagiamos en grande.
Terminamos aceptando que es la única manera de crecer. Escuchamos tanto "pensar en grande" de tantas personas en posiciones de autoridad y de guía personal (papás, mamás, profesores, gurús) que, al final, terminamos aceptándolo como ley de vida. Creemos que es cierto que "el que no piensa en grande no crece".
Todo el mundo habla de pensar en grande pero nadie nos dice cómo.
Pensar en grande no es un botón que nada más apretamos en nuestro cerebro y listo.
Pensar "en grande" sin las herramientas para hacerlo lleva a frustrarnos con un proceso que nos prometimos y que ahora no podemos cumplir.
La motivación de "pensar en grande" puede sonar inofensiva, hasta motivadora, pero trae como consecuencia una presión contraproducente:
Ninguna de esas cosas son ciertas, pero creemos que son y nos limitan a lograr cosas de cualquier tamaño.
Hay una manera de quebrar el ciclo maligno de sentir que "tenemos que pensar en grande".
Yo he estado en ese punto de querer pensar en grande sin saber cómo. De creer que nunca lo iba a lograr. Que pensar en grande era algo reservado para unos super genios como Jobs y Gates o mini genios como la persona que admiro de Instagram.
He llegado a entender cómo lograr vivir una vida que se siente grande aunque no fuera pensada "en grande".
Nadie no quiere ser mejor. Nadie está opuesto a generar más valor, más impacto, más ganancia para ellos y para otros. Nadie no quiere crecer.
Pero todos necesitamos las herramientas para poder hacerlo y solo decir "piense en grande" no es una herramienta.
Es posible lograr cosas grandes o sentir que estamos viviendo una vida grande con las herramientas correctas. En más de 1 década de pensar en estas cosas yo he identificado 6 herramienta valiosas.
"Pensar en grande" sí se trata acerca de lo que logramos, pero no se trata de lograr más cosas.
Sentir que estamos haciendo algo grande es sentir que estamos usando nuestro tiempo, recursos y habilidades de una manera que nos hace orgullosos, que genera valor para nosotros y para otros y que nos hace sentir satisfechos al final del día, al final del mes, al final del año y al final de todo.
Si podemos cambiar este marco de referencia en nuestra cabeza vamos a poder vivir días "grandes" en los que avanzamos hacia algo que es importante aunque no hayamos hecho algo "grande".
Podemos ver un resultado grande como la suma de muchos resultados pequeños.
Aunque he argumentado que no tenemos las herramientas para hacer cosas "en grande", sí sabemos y tenemos las herramientas para hacer cosas pequeñas.
El problema es que creemos que lo pequeño no es valioso. ¿Ahorrar $100? Tsss...eso no me va a cambiar la vida. Pero ahorrar $100 todos los meses de los 25 a los 65 resulta en $1,176,000 en su cuenta de banco.
La pirámida de Gyza la construyeron en casi 30 años. La Sagrada Familia se comenzó a construir en 1882 y se calcula que se va a terminar en el 2032. Los cuadros más valiosos de Picasso los hizo en sus 20s pero pintó hasta que murió. Los cuadros más valiosos de Cezanne los hizo en sus 50s y 60s pero pintó desde su adolescencia.
No tenemos que lograr todo este año.
El éxito es éxito sin importar cuánto dura y cuándo lo obtenemos. Aunque seamos exitosos hoy, no vamos a parar de vivir, entonces no tenemos que apurarnos.
La clave no es diferir la satisfacción hasta alcanzar ese "éxito", es disfrutar en el camino (ver herramienta 1).
Estas 3 primeras herramientas mentales y tal vez no se sienten tan prácticas — aunque son las más valiosas — entonces veamos otras herramientas hiper prácticas que pueden poner en uso hoy.
Cuándo nos hablan de diseñar metas solo nos hablan de SMART: specific, measurable, achievable, relevant, time-bound. El problema es que miles de metas absurdas que nunca vamos a cumplir igual cumplen esos criterior.
Aunque es una meta SMART no la voy a cumplir. No es que no crea que no pueda, es que no va a pasar porque es DEMASIADO grande.
Es impresionante que no se enseñen otras metodologías para diseñar metas pequeñas que sean hiper fáciles de cumplir.
Aquí hay una clase gratis en la que hablo de cómo diseñar lo que yo llamo Small Doable Consistent Goals.
Lo último que quería era usar un término laboral para hablar de nuestras vidas, pero es que seamos honestos: pensar en grande implica que hay muchas acciones conectadas para obtener un resultado — y eso es un proyecto. Y un proyecto que no se gestiona, no va a dar el resultado que queremos.
No tienen que sacar certificación del Project Management Institute, pero sí entender las bases. Yo les recomendaría estudiar sobre estas 3 cosas:
Usar estas 3 cosas va a aumentar significativamente su probabilidad de cumplir sus metas. Prometido.
Ofrezco hacer un webinar de 1 hora gratis sobre estos puntos de project management si 20+ personas contestan este correo diciendo que les interesa.
La razón por la que dejamos nuestras metas grandes tiradas no es que fallamos, es que no seguimos después de fallar.
Fallar es normal, natural y lo esperado. Lo que nos detiene es que fallar nos da una excusa para no seguir.
Si queríamos algo lo suficiente como para convertirlo en una meta, entonces nos debemos a nosotros mismos ser responsables con esa meta y rendir cuentas.
Si fallamos en el trabajo no vamos a ignorar a nuestro jefe y decidir que ya no vamos a hacer el proyecto. Si fallamos en algo con nuestra pareja no nos vamos a rendir y esperar que no se de cuenta. En esos casos, si fallamos, vamos a rendir cuentas, corregir rumbo y seguir.
Con nosotros mismos también tenemos que hacerlo. Yo recomiendo tener un "socio épico" para comenzar porque somos buenísimos engañándonos a nosotros mismos.
Un socio épico es una persona que quiere lo mejor para nosotros pero que no nos va a dejar salirnos con excusas. Reúnanse mínimo cada 15 días y rinda cuentas sobre sus metas grandes, pequeñas y medianas.
De todas las herramientas que les he dado esta última es la más importante y la que más impacto va a tener.
Si piensan "en grande" sin pensar "más grande" su progreso se puede ver más así:
La meta no es pensar en grande en enero cuando es fácil pensar en grande porque todos estamos en lo mismo. La meta no es pensar más grande de lo que soy capaz de hacer. La meta es pensar en lo que puedo mantener en mayo y setiembre y el próximo año porque, si logro eso, voy a llevar un proceso con el que me voy a sentir orgulloso (grande) y sumar resultados gigantes.
La meta no es ganar la competencia de quién puede pensar más grande, es estar satisfechos con cada día, cada año y cada década para que al final todo sume a una vida épica.
Eso es grande.
Cero spam. Sólo mis mejores ideas y de vez en cuando anuncio de productos épicos diseñados para ayudarles a diseñar sus vidas y/o mejorar sus habilidades de negocios.
Gracias por leer. Realmente hace una diferencia. Mi meta es ayudar a 5,000 personas a hacer tomar acción en su diseño de vida y sus proyectos profesionales. El año pasado logré apoyar a 1,890 personas a través del newsletter, 300 personas a través de recursos gratis y 217 personas a través de mis talleres, cursos y productos digitales.
