El éxito es una cosa rara y abstracta que cada quién define por sí mismo.
Y la definición que decidimos darle al éxito (como sociedad, como cultura) nos destina a no sentirnos exitosos.
Es casi como que el éxito no tiene nada que ver con las cosas épicas que estamos haciendo, sino que tiene que ver con unas cosas épicas que no hemos hecho pero que queremos hacer.
Tratamos el éxito como algo que no tenemos y no nos sentimos exitosos hasta que lo podamos tener en el futuro.
O lo tratamos como algo que ya tuvimos, pero movimos la barra de lo que significa ser exitoso y entonces tenemos que seguirlo persiguiendo.
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El jueves salí a correr con mi amigo Choco que ha corrido como 9 maratones.
Mientras vamos a su "hiper easy pace" que es mi "very hard pace" me dice: "yo ya dejé de ser competitivo, ahora solo quiero correr así — despacio — y disfrutarlo".
Ah bueno, Choco, que dicha que esto es despacio y placentero para usted porque yo voy dándolo todo y viendo puntitos...
Como yo no podía hablar para poder concentrarme en respirar, él siguió:
"Mae, yo nunca estaba realmente feliz. Yo terminaba una carrera y ya quería hacer otra para poder hacerla más rápido."
Cada vez que Choco se ponía una meta y llegaba, inmediatamente movía su definición de éxito más lejos.
Es como si el éxito se evaporara por definición. Con esa definición no podemos mantenernos siendo exitosos cuando logramos algo, porque ese éxito es del momento y se evapora y hay que buscar el siguiente éxito.
No digo que sea algo malo. Puede ser nada más algo natural que, si logramos entender, nos puede hacer bien. O que si no lo pensamos bien nos puede llevar a nunca estar satisfechos, plenos y en paz.
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Les cuento la manera en que yo hago trampa para sentirme exitoso siempre.
Digamos que sí estamos diseñados para siempre perseguir una nueva meta y que no podemos quedarnos tranquilo y en paz. ¿Cómo puedo diseñar mi persecución de ese éxito de manera que siempre me sienta exitoso?
Un tiempo en una maratón no me permite eso.
Según los griegos ese es un ejemplo de una meta télica — el éxito es el resultado. En griego telos = fin, culimnación, objetivo; de ahí que una meta télica es aquella suyo éxito se da al culminar o lograr el objetivo.
Cuando termino una carrera, si fui mega exitoso o no fui, al día siguiente ya se acabó. Me pongo otra meta de tiempo para la carrera siguiente y tengo que esperarme, entrenar, trabajar, invertir y sacrificar otras cosas buscando esa nueva meta.
Ya dejé de pensar en el éxito (o deséxito) anterior y ahora solo me enfoco en el próximo éxito que quiero lograr pero todavía no tengo.
Esa es la cosa con las metas télicas: son puntuales, no persisten en el tiempo. Obtengo el resultado y se acabó. Como consecuencia, solo me podría sentir exitoso puntualmente. En mi vida habría momentos de éxito y momentos en los que no soy exitoso (aunque no esté pasando nada malo).
Si me puse una meta de correr una maratón en 4.5hrs y lo logro soy exitoso, ¡épico!
Ahora me pongo la meta de correr la próxima maratón en 4hrs. La anterior ya pasó, se acabó.
Durante el proceso de meses mientras estoy entrenando e invirtiendo hacia la nueva meta no soy exitoso — todavía.
Claro, tampoco soy un fracaso. No ha pasado nada malo, pero aunque no esté pasando nada malo, todavía no puedo decir que soy exitoso porque no he cumplido mi nueva meta.
Me pongo una meta, si la cumplo soy exitoso, pero hasta que no la cumpla no soy.
Esa es la manera en que la mayoría de nosotros entiende metas y éxito. No es malo, per se, los mismos griegos decían que las metas télicas son importantes porque nos motivan.
¿Pero sería posible sentirme exitoso siempre?
No sé si siempre, pero una gran parte del tiempo de fijo sí.
Los griegos ya tenían esto resuelto hace 2,300 años, pero por alguna razón no practicamos diseñar metas y éxito así.
Se llaman metas atélicas — las metas cuyo objetivo está en el acto mismo de hacerlas y no en que culminen con un resultado específico.
¿Entonces, cómo diseñamos metas que siempre nos hagan sentir exitosos?
Definimos acciones que nos acerquen hacia lo que nos importa más y que podamos practicar siempre.
Con este principio es que construí la estructura de Diseño de Vida.
Si definimos las cosas que son más importantes para nosotros y durante todo el tiempo tomamos acciones que nos acerquen hacia esas cosas — ¡somos exitosos todo el tiempo!
Estas metas atélicas, las que nos permiten sentirnos exitosos siempre (si ejecutamos las acciones,) no son incompatibles con las metas puntuales donde lo que importa es el resultados.
¡Podemos tener las dos! De hecho los griegos hablan siempre de la importancia de tener las dos.
Lo épico es que podemos usar las dos para tener más plenitud, paz y satisfacción con la vida que estamos viviendo y motivación de la persecución de algo que nos ilusiona — aunque no logremos el resultado que queríamos.
Porque seamos honestos, puede ser que fallemos en la meta de correr la maratón en 4hrs. Puede ser que haya mucho viento ese día o me enfermé el día antes o me cayeron mal los geles. No cumplo el resultado que quería, ¿me debería de sentir como un fracaso?
¡Jamás!
¿Por qué voy a definir mi éxito por un resultado que depende muchísimo de cosas fuera de mi? ¿Por qué voy a definir mi éxito por lo que mi cuerpo y mente pueden hacer 1 día si hay 365 días en el año?
No me suena. Nunca me ha sentado bien.
Pero si defino que uno de mis Pilares de Diseño de Vida es crecimiento deportivo y salud, entonces puedo diseñar mi meta atélica. Cada día que vaya a entrenar, que nutra mi cuerpo y que madrugue aunque no quería estoy siendo exitoso.
Y sobre estas acciones tengo muchísimo más control que sobre mi tiempo en la carrera.
Me pongo la meta télica igual, me ilusiona lograr ese tiempo en la carrera, pero al final de la maratón voy a tener 364 días de éxito al que le puedo sumar un día más independientemente de si logro el tiempo o no.
Claro, si logro el tiempo que quería voy a sentir mucha emoción. Si no lo logro puede ser que sienta algo de tristeza. Pero a la siguiente ya no voy a sentir ninguno de los dos. Solo voy a sentir el éxito de volver a tomar acción hacia las cosas que más me importan.
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P.D. En esa misma conversación, cuando logré ponerle atención a Choco y no sólo a mi corazón que se me iba a salir del pecho, oí que me dijo: "ya no tengo que estresarme por salir a correr y no estar con mis hijos."
¿Podemos ser exitosos si alcanzar ese éxito nos aleja de lo que más no importa?
Las metas télicas se enfocan tanto en el resultado que pueden distraernos de las cosas que más nos importan por miedo a no lograrlo.
En mi experiencia, diseñar metás atélicas (Diseño de Vida) y combinarlas con las télicas nos permite poder estar más motivado, más en paz y sentirnos más exitosos.
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