Este fin de semana hice una cosa muy difícil.
He pasado mi vida haciendo cosas difíciles: dejar mi carrera de ingeniero y averiguar cómo podía crear una carrera nueva de la nada, irme a vivir solo al otro lado del mundo siendo debilitantemente introvertido, decidir que quería ser parte de una Selección de Rugby de Costa Rica siendo el más viejo, abrir un gimnasio como "segundo trabajo", escribir un newsletter sin fallar por 10 años seguidos, madrugar constantemente, decidir sacar records de fuerza a los 41 para ganarle al Juan de 31, ser papá, divorciarme, lograr mantener a mi familia en pandemia sin ingresos regulares y lograr re-crear mi carrera después, vivir problemas de salud intensos de mis papás, etc, etc, etc.
Muchas otras personas han hecho algunas o todas o más de las cosas difíciles que yo he hecho. Algunas de esas cosas difíciles que yo he hecho pueden parecer fáciles para otros. Algunos pueden decir que yo me las hice difícil a propósito (y yo estaría de acuerdo 😂).
Pero esa es la cosa con las cosas difíciles: lo único que las hace especiales y transformadoras es que sean difíciles para uno — y escoger lidiar con ellas intencionalmente.
La vida nos va a llevar a enfrentar cosas difíciles. Como dice Brad Stullberg en "Master of Change", una persona promedio tiene 36 eventos de desorden en su vida adulta. Nadie se puede escapar — y escoger lidiar con esas cosas difíciles intencionalmente es la clave para que sean transformadoras.
Un problema de salud nuestro o de algún ser querido, una pandemia, un recorte de puestos de trabajo, una crisis política puede ser transformadora — aunque sea caótica y fea — si escogemos lidiar intencionalmente con ese evento aunque no lo hayamos escogido.
👀 Ver también: Como tener épica actitud antes cosas difíciles
También es una realidad de la vida que vamos a querer transformarnos sin esperar a que llegue un evento impredecible a obligarnos a cambiar. Vamos a querer acercarnos más a la vida que queremos vivir de manera intencional, con menos caos y la clave para eso es poder escoger hacer cosas difíciles que nos generen esa transformación.
Decidir mejorar nuestra salud, decidir cambiar de trabajo, decidir emprender, decidir correr una carrera, decidir trabajar en una relación importante, decidir tener hijos, decidir irse a vivir a otro país — todo es difícil y nos puede dar la transformación que queremos si escogemos hacerlo de manera intencional.
Yo he aprendido la magia de hacer cosas difíciles y, por eso, decidí ponerme Mi Reto Más Absurdo Que Me He Puesto En La Vida que me llevó a hacer algo muy difícil este fin de semana.
Siempre odié correr. Lo odiaba porque no se me hacía fácil. Siempre fue mi limitante aún cuando jugaba para una selección nacional o en CrossFit durante 14 años, tenía un límite de resistencia cardiovascular comparado a los demás.
Cuando sí salía a correr lo ponía en Instagram como si me fuera a ganar una medalla: "Estoy corriendo aunque odie correr." Siempre les decía a mis amigos que corren que estaban locos.
Me comencé a dar cuenta que había creado una identidad limitante: "Yo soy la persona que odia correr", y no me gustaba.
Nos creamos esas identidades en muchas otras partes de nuestra vida. "A mí siempre me pasan cosas malas." "El mundo no es un lugar amigable." "Yo no puedo lidiar con esto, que pase lo que tenga que pasar." "¿Para que me voy a esforzar si no va a salir bien?" etc, etc, etc.
"Odiar correr" es algo relativamente insignificante en comparación a otras cosas de la vida, pero lo que sí es importante es entender cómo funciona el mecanismo de evitar hacer cosas que se nos hacen difíciles y la identidad que eso genera. Al evitar correr estaba reforzando una identidad que evita cosas que me cuestan, en lugar de desarrollar la habilidad de lidiar intencionalmente con cosas que me cuestan.
Hacer cosas difíciles es una habilidad que se puede desarrollar. A nadie le "gusta" hacer cosas difíciles, nadie nace con un talento natural para hacer cosas difíciles y nadie nace sin la habilidad de hacerlas tampoco. La manera en que enfrentamos cosas difíciles (para bien o para mal) es una habilidad que desarrollamos a lo largo de la vida.
Si repetidamente nos alejamos de las cosas difíciles, si lidiamos con ellas a regañadientes y si culpamos a otros y esperamos que otros nos solucionen esas cosas difíciles, vamos a desarrolla la habilidad de evitar. Cada vez que se nos presente una cosa difícil la acción más fácil para nosotros va a ser evitarla y no lidiar con ella — ¡y jamás hacer algo difícil porque queremos!
Si más bien decidimos enganchar con las cosas difíciles que nos pasan, si decidimos ser curiosos por ver lo que va a pasar, si decidimos tener miedo y hacerlo igual y si buscamos cómo podemos crecer en esas cosas difíciles, vamos a desarrollar la habilidad de lidiar con épica actitud con cualquier cosa difícil, escogida o no, que nos venga.
¡Lo mejor de todo es que practicar hacer cosas difíciles ni siquiera depende del resultado! Lo transformador de hacer cosas difíciles es el proceso — el resultado importa poco.
Cuando decidimos lidiar intencionalmente con cosas difíciles aprendemos a tener confianza en nosotros mismos, aprendemos disciplina, aprendemos a tener conversaciones internas positivas, aprendemos a pedir y recibir ayuda, aprendemos que somos más fuertes de lo que creíamos, aprender a mejorar hábitos, aprendemos a tener miedo de manera constructiva, aprendemos a crear nuestro propio estado de ánimo, aprendemos a caernos y levantarnos....aprendemos muchísimas cosas de las que puedo escribir aquí que son habilidades clave para vivir la vida que queremos vivir.
Por eso decido hacer cosas difíciles intencionalmente: me ayudan a hacer lo que quiero hacer para vivir la vida que quiero, pero además me ayudan a lidiar con las cosas difíciles que me pasan aunque no quiera.
Y este año decidí que era hora de hacer algo mega difícil, de un reto físico absurdo que involucrara algo que odiaba: correr.
El año pasado, mientras me acercaba a cumplir 42 años, sentía algo que me llamaba a ponerme un reto físico difícil. Aunque yo me pongo muchos retos difíciles, tenía más de una década de no hacer un reto físico que me sacara totalmente de mi zona de confort.
He hablado antes del concepto de "misogi" — un reto inspirado en rituales japoneses de purificación en el que uno se pone un reto tan grande que la posibilidad de completarlo es incierta. Es un reto que lleva a la persona a lugares donde no ha estado antes y a hacerlo sin saber a ciencia cierta si lo va a poder lograr.
Cuando pensé en mi "misogi" para este año y lo dije por primera vez en voz alta a otra persona me pareció absurdo.
¡Hasta yo me reí de mí mismo de pensar en hacerlo! Y por eso decidí que tenía que hacerlo. Era suficientemente difícil para darme mucho miedo y obligarme a hacer cosas que nunca había hecho antes, pero suficientemente "lograble" si todo salía bien para no perder toda esperanza.
¡El formato fue lo que me llamó la atención! Inspirado en el formato de las Backyard Ultras voy a correr un "loop" de 4.2-4.5km cada hora — y descanso el tiempo que resta de la hora. Al final de las 24hrs eso sumaría 100+km.
No sólo va a ser MUY difícil la corrida, sino la falta de sueño, el calor, pensar en alimentación, etc. Gran misogi.
Básicamente iba a pasar de correr 10km terminando destruido un par de veces al año, con una identidad de "soy la persona que odia correr" a correr 100km en 24hrs en menos de 1 año.
Todo noviembre y diciembre del 2024 pasé analizando lo que iba a tomar de mi parte poder hacerlo: el tiempo de entrenamiento, ayuda de familia, inversión en equipo deportivo y equipo humano de apoyo, convencer a otras personas de ayudarme a hacer algo así, etc.
En diciembre hablé con mi nutricionista y uno de los coaches en que más confío para que me ayudaran y en enero 2025 comencé a entrenar para mi reto.
Este fin de semana corrí 30km por primera vez en mi vida. Mi entrenador y yo decidimos hacer una "mini prueba" de 6hrs para entender más cosas de cómo iba a funcionar el reto final de 24hrs.
"Creo que ya soy corredor", le dije a mi entrenador.
El primer cambio clarísimo que he visto es el de mi identidad. Ya no "odio corredor" pero no es porque mágicamente decidí que no lo odiaba, es que durante 5 meses he corrido 3 veces por semana todas las semanas. Madrugo para correr, soy estricto como dieta para apoyar mi esfuerzo de corrida, hasta me visto como corredor — es imposible que mi identidad no comience a moldearse por las acciones que he tomado.
👀 **Buen video: el truco de las canicas para cambiar nuestra identidad.
Pero también mi identidad cambió porque cambió mi confianza. Llegué a un punto de correr donde 10km ya se siente tan normal que ni lo cuestiono. También llegué a sentirme confiado corriendo durante 1hr50mins porque la semana anterior corrí 1hr45mins y ¿que son 5mins más?
¡Esa es la belleza de hacer cosas difíciles! Nuestra identidad y nuestra confianza cambian para ser palancas positivas hacia los cambios que queremos hacer para vivir la vida que queremos vivir y nos sentimos más optimistas de lo que estamos haciendo.
Es muy diferente querer un cambio o lograr una meta con una identidad que nos dice que no vamos a poder a hacerlo con una identidad que nos dice que sí es posible porque sí sabemos hacer cosas difíciles.
También me he dado cuenta el beneficio de hacer cosas difíciles de todo tipo. Hacer cosas difíciles en relaciones, en el trabajo, en midset me han ayudado a hacer esta cosa difícil. No importa adonde se desarrolla la habilidad de hacer cosas difíciles, los cambios en mentalidad, confianza y fuerza se traducen a cualquier otro contexto.
Mientras corría el sábado y estaba agotado y no sabía si iba a poder terminar me recordaba de que esto no era más difícil que las madrugadas con una bebé recién nacida, o más difícil que jugar rugby en Guyana a 38 grados centígrados y 90% de humedad contra campeones de América. O que pasara lo que pasara yo sabía donde terminaba mi corrida que era muy diferente a dejar una carrera universitaria y no saber qué iba a pasar con mi vida.
Esta cosa difícil también me ha reforzado la importancia de rodearme de personas que saben más que uno y que le ayudan a lograr lo que uno quiere — las cosas difíciles y la vida no son deportes individuales.
Cuando terminé me sentí orgulloso. Falta muchísimo camino por recorrer (70km aproximadamente 😂) pero ya hice algo mega difícil. Estoy aprendiendo la habilidad de celebrar lo que he logrado aunque no sea todo lo que quiero lograr. Pero también la confianza que me da haber hecho un "mini reto" me la llevo a todo lo demás que quiero hacer y que me vaya a pasar.
¡No me tengo que esperar a completar todo el reto para sacarle provecho a la transformación!
👀 Ver también: Cómo aprendí a construir mi confianza
Después de que terminé este primer mini reto — exhausto, con miedo de cómo se iba sentir mi cuerpo después — me alisté para ir a fiestas de cumpleaños de amigos de mi hija y me acordé de lo que es realmente importante para mí: poder lidiar intencionalmente con lo que sea que pase y poder buscar intencionalmente las cosas que quiero, aunque sean difíciles, por el bien mío y de mi familia.
¡Hagamos más cosas difíciles! No hay "grande" ni "pequeño", lo único que importa es que sea difícil para uno. Puede ser tener 1 conversación difícil, puede ser comenzar un proceso de terapia. Puede ser madrugar para poder entrenar o puede ser meterse a la primera competencia de CrossFit. Puede ser cambiar de carrera o puede ser pedir un aumento en el trabajo que tiene. ¡No importa!
De todas las maneras, hacer cosas difíciles los va a acercar más a la vida que quieren vivir.
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